TRATAMIENTO DEL DOLOR:
El abordaje del dolor en endometriosis debe ser multidisciplinar, especialmente en aquellos casos en los que el dolor es de difícil tratamiento y puede ser necesaria la atención por parte de Unidades de dolor. Aproximadamente, el 20% de mujeres con endometriosis acudirá a este tipo de Unidades.
En función de las necesidades, en algunos casos, se deben cubrir ciertos aspectos tales como un apoyo psicológico y fisioterapéutico, un tratamiento farmacológico (analgésicos, antihiperalgésicos y opioides) y un tratamiento intervencionista, donde los bloqueos nerviosos y la neuromodulación son los aspectos más importantes.
Con respecto al tratamiento farmacológico, los siguientes componentes son los que se utilizan normalmente, divididos según su mecanismo de acción. Según la OMS, existen tres secciones o "escalones", que comprenden desde los fármacos con efecto para dolor más leve hasta los opiodes más potentes:
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1er. Escalón o inferior (dolor leve): Analgésicos / antiinflamatorios (paracetamol, ibuprofeno, desketoprofeno, trometamol, metamizol, etc.)
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2º Escalón o intermedio (dolor moderado): Antihiperalgésicos (amitriptilina, duloxetina, gabapentina, pregabalina, etc.)
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3er. Escalón o superior (dolor severo): Opioides (morfina, fentanilo, metadona, etc.)
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Se suele añadir un 4º escalón en el que se reflejan las técnicas intervencionistas para el tratamiento de dolor crónico que no cede ante los 3 escalones anteriores.
Normalmente, en casos de dolor crónico complejo, los profesionales de la salud podrán pautar tratamientos combinados de varios medicamentos. Todos ellos funcionarán en cada paciente de forma distinta, por lo que también pueden optar por combinarlos con técnicas de intervención para paliar el dolor como:
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Infiltraciones: Donde se inyectan fármacos para aliviar el dolor de forma local, disminuyendo el riesgo de efectos secundarios. Suele ser una técnica que se repite de forma periódica cuando logra su objetivo y calma el dolor. Entre estas técnicas se encuentra la ozonoterapia, inyecciones de botox, lidocaína o procaína, entre otros.
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Bloqueos nerviosos: mediante radiofrecuencia pulsada o convencional de las raíces nerviosas o con impulsos eléctricos. Bloquean la transmisión de señales nerviosas de dolor y su eficacia dura un tiempo determinado. En caso de ser efectivas, se suele repetir el tratamiento o , en caso de no reaparecer el dolor, lograr reducir el tratamiento farmacológico hasta su completa eliminación.
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Catéter en el espacio epidural o intratecal (rodea la médula espinal): Se Introducen los catéteres en quirófano y se conectan a una bomba que irá introduciendo la medicación analgésica de forma progresiva, o bien, se introduce la dosis de fármaco deseada para rebajar el dolor.
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Neuroestimulador: Es un dispositivo electrónico que se implanta de forma quirúrgica para reducir el dolor. Puede ser convencional o de alta frecuencia. Altera las señales de dolor y se gradúa en intensidad a través de un programador manual.