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QUÉ ES LA ENDOMETRIOSIS:

La endometriosis es una patología crónica de origen ginecológico y de causa desconocida caracterizada por la presencia de tejido endometrial funcionalmente activo, fuera de la cavidad uterina, que induce una reacción inflamatoria crónica.

Actúa con dependencia del ciclo menstrual, produciendo sangrados y descamación en cada menstruación. Se localiza en cualquier zona del cuerpo, aunque es más común en órganos pélvicos. Puede aparecer desde pequeñas lesiones hasta grandes endometriomas ováricos, nódulos y/o adherencias, que alteran la anatomía normal en la pelvis de la mujer. También puede generarse en el tejido miometrial uterino (capa muscular del útero) recibiendo el nombre de adenomiosis o endometriosis interna.

Es relativamente frecuente, estimándose que afecta alrededor de un 10% a un 15% de las mujeres en edad fértil (unos 14 millones de mujeres en la Unión Europea y unos 176 millones a nivel mundial). Puede ser asintomática, pero en un 20 % aproximadamente es activa, pudiendo asociarse a un gran número de síntomas. A veces, el diagnóstico puede ser complicado y en consecuencia el manejo de los síntomas, impactando en la calidad de vida de la mujer y en su salud física, mental e incluso en su desarrollo social.

El tiempo medio para lograr su diagnóstico sufre un retraso de entre 7 y 9 años. En muchos casos ésto se asocia a la idea errónea de creer que la menstruación debe ser dolorosa. Durante este periodo las pacientes sufren, además de los problemas derivados de la enfermedad, una considerable disminución de su calidad de vida debido al estrés, el desconocimiento y la incomprensión social, familiar y en muchos casos médica.

Actualmente, no se conoce una cura para la enfermedad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

SÍNTOMAS MÁS COMUNES:
 

Los síntomas de la endometriosis aparecen en cualquier etapa de la vida fértil de la mujer que la padece. Mientras algunas de ellas sienten sus signos desde la primera menstruacción (menarquia), otras lo hacen con una edad más avanzada. Eso no determina la intensidad de los mismos ni el grado de la enfermedad. Existen datos que confirman que el 47 % de las pacientes manifiesta algún tipo de síntoma antes de los 20 años.

También es importante añadir que el 15 - 30 % de mujeres con endometriosis son asintomáticas.

Los síntomas principales de la endometriosis suelen agravarse durante la mestruación y son:

  • Dismenorrea (dolor durante la menstruación): en el 75 % de los casos.

  • Dolor pélvico crónico (con o sin menstruación): la sufren el 70 % de pacientes.

  • Infertilidad: lo sufren entre el 30 - 50 % de afectadas.

  • Calambres abdominales y cólicos.

  • Dolor al orinar.

  • Dispareunia (dolor en las relaciones sexuales): en un 44 % de mujeres con endometriosis.

  • Problemas digestivos: como estreñimiento, diarrea, vómitos o dolor al defecar (disquecia).

  • Dolor en la parte baja de la espalda.

  • Sangrados abundantes.

  • Problemas psicológicos: como ansiedad, depresión, cambios de humor.

  • Otros: Como fatiga, naúseas, mareos, dolor incapacitante en sus niveles de más gravedad,...

 


PROCESO DE LA ENFERMEDAD:

Según la localización y el grado de penetración de los focos endometriósicos en el tejido, se distinguen tres formas diferentes de enfermedad:
La endometriosis peritoneal: en la que aparecen implantes superficiales en el peritoneo (tejido que recubre el abdomen).
● La endometriosis ovárica: formando quistes de líquido con aspecto achocolatado que se denominan endometriomas o quistes de chocolate. Suelen generar adherencias desde el ovario hasta el peritoneo, intestino o trompas.
La endometriosis profunda: en la que los implantes penetran profundamente por debajo del peritoneo (más de 5mm), lugar donde se localizan estructuras tan importantes como los nervios pélvicos, los uréteres, el recto, la vejiga, etc. Esto hace que esta sea la forma más grave de la enfermedad.


Todas estas formas tienen rasgos comunes, como la inflamación y el sangrado, pudiendo provocar estimulación nerviosa (produce dolor) o alteraciones que alteren la fertilidad. En la mayoría de pacientes se asocian varios tipos de endometriosis a la vez.

Por ello se distinguen 4 grados distintos:
● Grado I o mínimo
● Grado II o leve
● Grado III o moderado
● Grado IV o severo

 

COMPLICACIONES MÁS GRAVES DE LA ENDOMETRIOSIS:

Además de la esterilidad y el dolor crónico, con la pérdida de calidad de vida que conllevan, las complicaciones derivadas de la endometriosis tienen que ver con la afectación de órganos pélvicos, como el intestino, el uréter o la vejiga, y las derivadas de las repetidas cirugías a las que pueden llegar a ser sometidas estas pacientes.
Son menos comunes las lesiones extrapélvicas, en órganos como pulmones, nervios o cerebro.

La cirugía de la endometriosis, más en endometriosis profunda, es muy compleja y de altos conocimientos técnicos. Sólo debería llevarse a cabo por ginecólogos muy experimentados o por un equipo multidisciplinar de ginecólogos, cirujanos generales y urólogos (entre otros especialistas), para garantizar la máxima calidad quirúrgica  posible a la paciente. Sin embargo, la elevada frecuencia de endometriosis hace que en muchos casos se piense que se puede realizar sin demasiadas dificultades. Si están también asociados a endometriosis profunda, pueden ser operadas por cirujanos inexpertos que no ofrecen las máximas garantías a la paciente, ya que las someten a tratamientos quirúrgicos incompletos que no extirpan todo el tejido endometriósico. Estas cirugías se pueden asociar a complicaciones severas como pérdida de la función de los ovarios (en forma de esterilidad permanente), afectación de la inervación pélvica (en forma de dolores pélvicos crónicos) o de las funciones urinaria o digestiva.
Por todo ello, recomendamos encarecidamente acudir a médicos especialistas en endometriosis para ser valoradas y tratadas de forma correcta.

 

 

DIAGNÓSTICO:

El diagnóstico en endometriosis es complejo. La sintomatología en estas pacientes no es definitiva, ya que muchas sufren muchos síntomas con pocas lesiones o un grado de afección leve, mientras otras con lesiones más graves pueden ser asintomáticas. Este último grupo de mujeres suele ser diagnosticada de forma más fortuita, si sufre problemas de infertilidad o es intervenida quirúrgicamente por otra causa (colecistectomia, apendicitis, ...).

Respecto a los estudios clínicos en endometriosis, no existe una prueba diagnóstica definitiva. La principal herramienta para conseguirlo son los síntomas que presentan las afectadas, su historia clínica o los factores de riesgo conocidos. Los profesionales pueden sospecharla y realizar entonces varias técnicas que verifiquen el diagnóstico. Estas son:


Examen físico: Sólo las lesiones infiltrantes de la pelvis que se localizan entre el recto y el útero son fáciles de determinar con un tacto ginecológico y/o tacto rectal. Se palpan como zonas abultadas dolorosas cuando el tacto se realiza durante la menstruación y hay dificultad para la movilización del cuello del útero, los ovarios y los demás órganos de la pelvis.

La combinación de un útero blando, en retroversión y endurecimiento de fondo de saco indica una alta pro­babilidad de sufrir endometriosis.

● Marcadores tumorales: aunque no son definitivos, los altos niveles en los marcadores CA-125 y CA-19- 9, pueden ser indicadores de padecer la enfermedad.
Pruebas de imágen: como la histerosalpingografía, ecografía, resonancia magnética nuclear, son bastante eficaces para detectar la enfermedad.
Cirugía: suele ser el diagnóstico más definitivo para detectar esta patología. La más habitual es la laparoscopia. Se realiza a través del abdomen, con varios tubos con cámara óptica y distintos instrumentos quirúrgicos. También la laparotomía, utilizada como última opción por ser una técnica más invasiva.



FACTORES DE RIESGO:

Existen diferentes factores de riesgo que predisponen a padecer endometriosis. Hay que recordar que la principal teoría sobre el origen de la endometriosis la relaciona con la menstruación retrógrada y con la alteración de la función de las células de limpieza de la cavidad pélvica. Así cuanta más sangre llegue a la pelvis , mayor será el riesgo de presentar endometriosis por esas pacientes.

Los factores más influyentes son:

  • Edad fértil: es más común en edades reproductivas entre los 25 y 35 años de edad.

  • Es excepcional su presencia antes de la primera regla (menarquia) y después de la última (menopausia).

  • Factor genético: es más frecuente en mujeres con historia familiar de endometriosis. Se tienen 6 veces más riesgo de desarrollarla si la madre o hermana también la padece.

  • Es más frecuente en mujeres con reglas abundantes, prolongadas (más de 8 días).

  • Cuando el ciclo menstrual es corto y menor de 27 días, hay más posibilidades de sufrirla.

  • Las anomalías congénitas del tracto genital que obstruyen la salida de la sangre menstrual hacia el exterior, pueden producir endometriosis.

  • El número reducido de hijos/as.

  • La práctica habitual de ejercicio físico (al menos 4 horas/semana) reduce la probabilidad de padecerla, por lo que llevar una vida sedentaria, podría aumentar el riesgo.

  • Factores ambientales: las investigaciones sobre algunos tóxicos como dioxinas, PCBs o disruptores endocrinos (son sustancias tóxicas que actúan como hormonas al introducirse en el organismo), también influyen en su desarrollo.

Recientemente, se ha descrito que las mujeres que en la adolescencia sufrieron dolores menstruales intensos que las obligaba a guardar reposo en cama durante la regla y tomaban anticonceptivos orales como tratamiento del dolor (por resistencia a los fármacos analgésicos y/o antiinflamatorios habituales), presentan un riesgo muy elevado de desarrollar endometriosis profunda en la edad adulta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


TRATAMIENTOS:

 

En la actualidad no existe un tratamiento 100 % eficaz para tratar la endometriosis. Las mujeres que padecen endometriosis avanzada deben ser atendidas con todos los tratamientos disponibles y en un entorno multidisciplinar. Dentro del ámbito clínico y quirúrgico existen tres opciones esenciales de tratar esta enfermedad:


Tratamientos hormonales: El crecimiento de las lesiones endometriósicas depende de las hormonas ováricas, mejorando durante el embarazo y durante la menopausia, por el descenso de los estrógenos en el organismo. Por ello, un mecanismo es la inducción de la menopausia o un falso embarazo, para conseguir una situación hormonal similar a la producida en estas dos circunstancias. Se inhibe la ovulación.
Los fármacos que se emplean son:
- Progestágenos
- Danazol
- Análogos de la GnRH

Tratamientos para el dolor: que comprenden varios escalones de fármacos, que serán indicados según la gravedad e intensidad del dolor que padezca la afectada, o técnicas intervencionistas. Según varias estadísticas, alrededor del 20% de las pacientes con endometriosis son derivadas a Unidades del Dolor por cronificarse este síntoma.

Tratamientos quirúrgicos: La cirugía está indicada para síntomas graves, incapacitantes o agudos, y cuando la enfermedad está avanzada. Existe dos formas de cirugía: la conservadora (eliminando los focos y adherencias, intentando no extirpar los órganos reproductores) y la radical (con extirpación del útero , ovarios y trompas si existiera afectación de las mismas). En esta última, se tiene en cuenta la gravedad y se valora el deseo de ser madre de la paciente.


Por último, añadiremos los tratamientos complementarios. Éstos abarcan diferentes tipos de terapias y técnicas, en su mayoría naturales, que ayudan a la afectada de endometriosis a aumentar su calidad de vida, consiguiendo la mejoría de síntomas, reforzar la autoestima y conseguir llevar a cabo hábitos de vida saludables.



 

Gráfico endometriosis
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